martes, 10 de diciembre de 2013

De cómo el mundo cambia y nosotros vamos a peor.

Nos estamos volviendo verdaderamente gilipollas.
Ahora las relaciones tienen dos tics y última conexión,
los besos se mandan con emoticonos
y toda la atención que necesitas es
que te conteste un Whatsapp de inmediato 24/7,
que le dé a Me gusta a todas tus fotos de Instagram 
y te haga RT a todo lo que dices quererle...
¿Dónde quedaron los cafés en las terrazas del centro,
las copas en alguna barra, arreglando el mundo?,
¿y los besillos de verdad
o las manos traviesas e insaciables,
pidiendo siempre más, al fondo de algún garito?
Ahora los "te quiero" solo son moneda de cambio,
los pronuncian las bocas que quieren algo,
y demuestran la peor de las frivolidades.
Ahora las rosas son para pedir perdón
por no haberte contestado el mensaje
lo suficientemente rápido,
por ponerle más jajas a otra,
por haber dicho que te ibas
y haber seguido conectado cinco minutos más.
Es cierto, todo ha cambiado.
La música ha cambiado,
la ropa ha cambiado,
el sexo ha cambiado...
Y acabaremos volviéndonos tan tontos
que ni podremos replantearnos qué estamos haciendo mal.
Dentro de unos años no habrá hombres ni mujeres:
solo gilipollas.