A duermevela y sin saber cómo olvidar
te.
Joder, qué mierda. Me digo.
Eres imbécil. Me digo.
Y no sé hacer otra cosa
que darle tragos fantasma a la petaca
que un día fueron tus versos
y cantar con Santi Balmes
que ya no sé quién soy,
tan solo sé que hay más luz de la habitual.
¡Como si esa fuera acaso
la razón de mis insomnios!
En fin.
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